La democracia israelí

500 palabras que deberíamos saber sobre la democracia israelí

Habiendo adoptado una fe monoteísta, la tradición judía a lo largo de los siglos ha reconocido las tendencias pluralistas en sus costumbres y prácticas. Los distintos cuerpos representativos anteriores a la independencia de Israel se caracterizaron por ser entes voluntarios, proporcionales, pluralistas, partidarios, notándose una división de poderes (legislativo y ejecutivo), cualidades propias de un sistema democrático. Si a todo esto, le sumamos la tradición judía relatada con anterioridad y la influencia democrática europea en la vida de los judíos, podremos comprender la cultura democrática judía-israelí.

La democracia se puede medir, es decir, evaluar las democracias de acuerdo a su calidad. La The Economist Intelligence Unit, en su informe del 2020, nos muestra que la 27° democracia más fuerte del mundo es Israel. Un puntaje altísimo de 7.84/10, teniendo en cuenta que, desde su creación, Israel es amenazada existencialmente o ha estado en guerra. El promedio israelí desciende en el rubro de las libertades individuales justamente, por las imposiciones que se deben imponer a los ciudadanos por las exigencias en temas de seguridad. En Latinoamérica, solamente Uruguay, Chile y Costa Rica se posicionan mejor que Israel y estos respetados países no sufren, evidentemente, las amenazas externas que sufre la democracia israelí.

Otra forma de medir los niveles de democracia lo ofrece Freedom House que calificó, en el 2020, a Israel como un estado libre con 76 puntos sobre 100. El proceso electoral recibe un puntaje perfecto, el pluralismo político y la participación 3 sobre 4, lo mismo en la funcionalidad del gobierno y en la libertad de expresión y creencias. En temas de imposición de ley, el estado de Israel vuelve a recibir puntajes perfectos. Los que se dedican a medir poliarquías profesionalmente se mofan con datos empíricos de quien califica a Israel de ser un estado totalitario o una teocracia.

Los que argumentan que Israel no es una democracia tienen la intención de demonizar a Israel. En general, los críticos no se especializan en Ciencias Políticas ni son muy amantes de conceptos demostrables. Los argumentos son variados, «porque no posee una constitución», «porque es una etnocracia o una teocracia que sirve solamente a los judíos según la ley ortodoxa», «ya que Israel tiene una ley que permite solamente a los judíos recibir ciudadanía inmediata llamada «Ley del Retorno»», «ya que todos los símbolos del estado, las fiestas oficiales, son judías”, que la «pluralidad de partidos y la difícil configuración de  las mayorías parlamentarias confieren aún mayor poder, si cabe, a los partidos extremistas religiosos», que «los palestinos de los territorios ocupados fueron sometidos a un régimen militar brutal que, aunque sus formas hayan cambiado desde los acuerdos de Oslo, se ha mantenido hasta hoy» o porque no tienen fronteras internacionalmente reconocidas.

Israel es una república parlamentaria, la única democracia que contrasta en el Medio Oriente, formada por el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial. Sus instituciones son la presidencia, la Knesset (parlamento unicameral de Israel), el gobierno (gabinete de ministros), el contralor del estado y el sistema judicial.