La importancia de Jerusalén en el Islam

500 palabras que deberíamos saber sobre la importancia de Jerusalén en el Islam

El libelo que afirma que los judíos están tratando de destruir las Mezquitas del Monte del Templo (Al-Aqsa y el Domo de la Roca) para construir el Tercer Templo judío intensifica el miedo y el odio hacia el Estado de Israel y los judíos por parte de los musulmanes de todo el mundo. El inventor moderno del libelo fue el Mufti de Jerusalén Hajj Amin Al-Husseini, el mismo que terminó aliandose con Adolf Hitler.

El Mufti reconstruyó las Explanadas de las Mezquitas que habían estado abandonadas y sucias durante siglos. ¿Tan importantes eran? Para recolectar dinero en el mundo y posicionarse a nivel mundial dentro del Islam, el Mufti impulsó, enfermizamente, el libelo «Al-Aqsa está en peligro». El mejor alumno del Mufti, y quién actualmente fomenta el mismo odio es el líder del Movimiento Islámico en el norte de Israel, el Jeque Raed Salaj. El libelo sirve para las aspiraciones políticas egoístas de los líderes que lo impulsan y nos demuestra un ejemplo excelente del muy conocido lema: «si una mentira es repetida frecuentemente, es aceptada como una verdad».

En el mundo árabe-musulmán, creer que los judíos quieren destruir las mezquitas es una verdad absoluta. Jerusalén es la tercera ciudad más importante para parte del islam sunita (no para el chiita), tras Meca y Medina.

A finales del siglo VII, en el año 691, cerca de sesenta años después que Jerusalén fuese conquistada por los árabes, el califa Omeya Abed El-Malik construye la Cúpula de la Roca, un santuario para conmemorar la victoria del Islam sobre las religiones existentes. La Mezquita Al-Aqsa fue fundada en el año 705 por el califa Omeya El-Walid, hijo de Abed Al-Malik. La ciudad de Jerusalén fue importante para los Omeyas durante un periodo breve de tiempo, cuando los gobernantes de la Meca (liderado por Abdallah Iben Zubajer) no los dejaban hacer el Hajj por considerarlos corruptos. Los cruzados conquistaron Jerusalén (1099) humillando y masacrando a musulmanes y judíos. Para reconquistarla, los musulmanes debían escribir y fomentar la santidad de Jerusalén. Así, pagan a escritores para producir poesía y prosa bella sobre Jerusalén: poesía que es conocida como Beit Al-Makdis. Al aumentar la legitimidad de la ciudad, el ayubita Saladino pudo llamar a una «guerra santa» para su liberación. En el marco de esta literatura se establece una nueva función para Jerusalén, allí será el lugar del juicio final para el fin de los días de los musulmanes… Hasta entonces el lugar del juicio final era la sagrada Meca.

Según el Corán, Mahoma estaba viviendo en La Meca y viajó en un sueño guiado por el arcángel Gabriel, montado sobre el caballo El-Burak, hacia la mezquita que está en el extremo, Sura 17 del Corán El-Isra Wa-el-Miraj (Allah «llevó» a Mahoma – en árabe «Isra»). En este pasaje no se nombra en absoluto la ciudad de Jerusalén. Tampoco se la nombra en todo el Corán. Históricamente, la Mezquita de Al-Aqsa, probablemente, no fuera la misma que es citada en la Sura 17, queda en Yoarana.