La Judeofobia Islámica

500 palabras que deberíamos saber sobre el fenómeno de la Judeofobia Islámica

El Corán ofrece cuarenta y tres referencias específicas a «Banu Israel» (Hijos de Israel). El término árabe yahud, denotando judíos, o «Yahudi» se repite en once ocasiones y la palabra «hada» forma verbal (que significa ser un judio) se reitera diez veces. De acuerdo con Khalid Durán, en los pasajes negativos se suele usar Yahud, mientras que en las referencias positivas hablan principalmente de Banu Israel. Según Bernard Lewis, la cobertura dada en el Corán a los judíos es relativamente insignificante porque no eran una amenaza. Bernard Lewis y Chanes sugieren que el islam original no era antisemita. El Corán y el Islam rechazan las historias del deicidio judío como un absurdo blasfemo y otras historias similares de los Evangelios que no desempeñan ningún papel en el sistema educativo musulmán. Los pasajes antijudíos del Corán y de los hadices permanecieron latentes o fueron considerados poco importantes durante siglos.

¿Cómo llegamos al antisemitismo actual en el mundo musulmán? No necesariamente por el Corán. El profesor Matthias Küntzel de la Universidad de Leeds (El legado de Hitler) señala: «El surgimiento del nazismo y el islamismo tuvo lugar en el mismo período, tras la Primer Guerra Mundial. No fue un accidente, ya que los dos movimientos representaban tentativas de respuesta a la crisis económica mundial de 1929 y a la crisis del capitalismo liberal. Sin embargo, pudiendo ser diferentes sus respuestas, ambas, (nazismo e islamismo), compartían una característica fundamental: en ambos casos, el sentimiento de pertenencia a una comunidad homogénea fue creado a través de la movilización en contra de los judíos».

En el mundo árabe musulmán antiguo, los judíos fueron tratados con desprecio o tolerancia condescendiente (eran Dhimmi). Sin embargo, esta herencia cultural hacia la absurda idea que los judíos podían representar un peligro permanente para los musulmanes, que podían controlar los medios de comunicación y dominar la política nacional en asociación con los Frac-Masones, estas ideas no habían penetrado en el mundo árabe islámico sino que eran europeas.

Lo que sucedió es que se produjo una transferencia del antisemitismo europeo al mundo musulmán, entre los años 1937 y 1945, bajo el impacto de la propaganda nazi. Hajj Amin al-Husseini, el infame Mufti de Jerusalén, estaba estrechamente vinculado a la Hermandad Musulmana. El buscó una alianza con la Alemania nazi, en la primavera de 1933. Al principio, Berlín rechazó este acercamiento árabe. Hitler había escrito en Mein Kampf sobre la «inferioridad racial árabe» y, además, los nazis no querían poner en peligro la política de apaciguamiento hacia los británicos.

El antisemitismo árabe se vestiría de nazi. Un rol central de la penetración ideológica nazi en el mundo musulmán fue desempeñado por una estación de radio alemana destinada al mundo musulmán. Desde los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, un pueblo llamado Zeesen, al sur de Berlín, fue la sede del transmisor de radio de onda corta más potente del mundo. Entre abril 1939 y abril 1945, Radio Zeesen emocionaba a las masas musulmanas analfabetas con programas diarios en árabe, persa y turco.