La Naturaleza del Antisemitismo / Judeofobia

­­500 palabras que deberíamos saber sobre el fenómeno del antisemitismo

Hasta 1879, el odio hacia los judíos no tenía un nombre especial. Ese año Wilhelm Marr acuñó el término “antisemitismo¨, un término errado porque no hay ni hubo un odio hacia los semitas sino contra los judíos. En 1882, el prestigioso pensador judío León Pinsker, sugirió la apropiada palabra “Judeofobia” que es más precisa porque en el prefijo señala el verdadero destinatario de esta aversión, el judío, y en el sufijo alude a su carácter irracional («odio»).

La judeofobia nace principalmente entre los exponentes literarios griegos. Por otro lado, la cuna del antisemitismo estructural nació con el cristianismo, durante la época romana, transformándose en norma. El máximo judeófobo antiguo fue Apión (quien dirigió una delegación enviada al emperador Calígula – año 38 – para quejarse de los «privilegios» que los judíos habían recibido en Alejandría). Cuando la provincia de Roma prevaleció sobre el imperio helenista, los escritores romanos heredaron de los griegos también la judeofobia.

El «deicidio» es una acusación cristiana contra los judíos, que ha basado el fenómeno del antisemitismo de manera más contundente. Según el Nuevo Testamento, durante la Pascua judía (Pésaj) el Sanhedrín (que era el cuerpo supremo religioso y judicial de Judea durante el período romano) sometió a Jesús a juicio y lo condenó a muerte. El gobernador romano Poncio Pilato intentó evitar la aplicación de la pena, pero se sometió al veredicto “lavándose las manos”, literalmente, y Jesús fue entonces crucificado por soldados romanos. Esta descripción del Nuevo Testamento tiene enormes errores históricos: el Sanhedrín nunca se reunía en las festividades hebreas, y muy raramente (casi nunca), aplicaba penas de muerte. Y, en el caso de Jesús, el texto exhibe una inaudita ligereza en la aplicación de la pena. Es probable que, quienes se “lavaran las manos”, fueran los del Sanhedrín y, los romanos, los que lo ejecutaran por sedición, pero… «Había que quedar bien con ellos» que eran la gran potencia por aquellos días.

En la conciencia del cristiano fue penetrando la convicción que cuando se quería descargar un golpe al diablo, podía hacerse por medio de golpear al judío. Quema de libros, bautismos obligados y presenciar sermones de cristianos en las sinagogas fueron las maneras de imponer y sustuir al judaísmo por la religión dominante, el cristianismo. Las masacres ocasionales contra los judíos devinieron en norma durante la primera mitad del segundo milenio, cuando la Iglesia aumentó su poder. Los principales genocidios de judíos tuvieron lugar en el transcurso de cada una de las tres primeras Cruzadas, y de cuatro campañas judeofóbicas que las sucedieron.

Podemos señalar dos formas de reconocer a un judeófobo hoy: el pensador Gustavo Perednik considera que un antisemita puede ser reconocido hoy por tres criterios: la obsesión (hacia Israel o los judíos), la coprolalia (insulta) y el maniqueísmo (todo Israel-judío es «negro»). El «Test 3D del Antisemitismo» de Natan Sharansky es un criterio para distinguir la crítica legítima del antisemitismo. Las tres D corresponden a Deslegitimación (de Israel), Demonizacion (de Israel), y sometiendo a Israel a estándares Dobles.