No solo fue muy criticado en Israel, por su libro «Cien años a través del cine», Shlomó Sand festejaba películas que trataban de forma liviana con el tema del Holocausto, criticando duramente otras películas como «La Lista de Schindler» de Steven Spielberg. El libro causó un revuelo importante en Francia y provocó sendas declaraciones de «reservas», por parte de intelectuales como Bernard-Henri Levy, Alexandre Adler y otros. Shlomó Sand también criticó la película francesa «Holocausto» ya que, entre otras cosas, su director Lanzmann había recibido financiamiento del Gobierno de Israel y que este hecho no había sido explicado al público.

Shlomó Sand comenzó sus estudios de Historia de las Ideas e Historia Política y Social de los Intelectuales, más tarde estudió la relación entre el cine y la historia y, en la actualidad, afirma estudiar los nacionalismos. En los últimos años ha publicado una serie de libros populares que han sido fuertemente criticados en Israel (y en el camino, fueron comprados por muchos deseosos de leer sus «investigaciones»). En español, dos libros de Sand han sido publicados por la editorial madrileña Akal, permitiendo que reconocidos antisemitas y dudosos intelectuales citen sus conclusiones como si se tratase de los 10 mandamientos.

En 2013 Shlomó Sand publicó «Cuándo y cómo dejé de ser judío» en donde afirma que no existe una cultura judía laica u otras características comunes entre los judíos laicos en el mundo y por eso, ellos no son judíos, sino que su única identidad es nacional como ser argentinos, israelíes, norteamericanos, etc. El estado de Israel se define erróneamente, afirma, como un estado judío, pero como no obliga a las personas a cumplir Mitzvot (reglas judías), se contradice. Para él, el judaísmo no es una identidad también nacional, sino únicamente religiosa-cultural y por eso llega a esa conclusión antisionista.

Shlomó Sand en su poco prestigioso libro «La invención del pueblo judío» (2008) afirma que los judíos siempre fueron un pueblo proselitista (¿?) y que «los romanos no exiliaron a ningún pueblo en el Mediterráneo oriental. Con excepción de los judíos esclavizados, los residentes de Judea siguieron viviendo en sus tierras», por lo que la expulsión y el exilio, tras la revuelta de Bar Kojva, no es otra cosa que un simple mito. Su intención es argumentar que los judíos no fueron obligados a dejar sus casas y muchos de ellos se quedaron para convertirse en los actuales… “palestinos musulmanes”.

Shlomó Sand en su denostado libro «La invención del pueblo judío» desarrolló una controvertida tesis afirmando que los actuales palestinos proceden de los judíos que habrían sido cristianizados y luego islamizados tras la expansión musulmana de los siglos VII y VIII. Ridículo. Para él, el sionismo sería, en origen, una adaptación de ideas procedentes de la Alemania decimonónica, nacionalista, con los intelectuales judíos centroeuropeos deseosos de inventar un concepto de «pueblo» para personas que tenían una religión común. El judaísmo siempre fue una identidad integral, aunque el nacionalismo político (sionismo) es un concepto totalmente moderno y no un «invento» judío.

Shlomó Sand afirma que los judíos fueron «proselitistas», los judíos «ashkenazim» son conversos del reino «Jázaro», los yemenitas provienen del reino Himyar y los judíos del norte de África y de España son todos conversos (¿?). Este argumento es usado por aquellos que desean la destrucción de Israel: «el pueblo judío es un invento, no se merece un estado». Los historiadores israelíes afirman que Sand ha tomado hechos puntuales de la historia y así ha tratado de crear una teoría prefabricada para que coincida con su deseo ideológico, que es básicamente anti-sionista. El hecho que él sea judío es irrelevante.

Shlomó Sand afirma que la idea de los judíos de regresar del exilio a la Tierra Prometida era ajena al judaísmo antes del nacimiento del sionismo, y que los lugares santos fueron vistos como lugares ideales, pero no para habitar. La manipulación que hace Shlomó Sand es clara: el nacionalismo laico, tanto el sionismo como también todos los ideales nacionalistas europeos, son una filosofía moderna del siglo XIX pero, ¡Oh, milagro! Sand pretende que «solamente» los judíos deben demostrar una acción nacionalista efectiva desde los días de Moisés y del patriarca Abraham. Así sucede cuando el historiador fabrica narrativas intencionalmente.

El libro ¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío? de Shlomó Sand se ubicó en la lista de best-seller en Israel durante diecinueve semanas. Fue reimpreso tres veces en francés y allí, en un país especialmente antisemita, recibió el «Premio de Aujourd’hui», premio de los periodistas para un trabajo político o histórico. La invención del pueblo judío ha sido traducido a más idiomas que cualquier otro libro histórico de Israel. Se trata de un libro perfecto para no historiadores que odian a Israel… «probando» cómo el pueblo judío es un invento que no merece un territorio nacional propio (Israel).

En Israel, el libro de Sand provocó diversas respuestas. El periódico de izquierda israelí Haaretz lo calificó de «notable» pero los académicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén lo definieron como un libro sin fundamento, carente de un tratamiento riguroso de las fuentes, sensacionalista e incoherente. Por ejemplo, así lo expresó Israel Bartal, de la Facultad de Humanidades de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Por lo demás, ha sido acusado de actuar por motivos no precisamente ingenuos (ideológicos, comunistas), según afirma Jeffrey Goldberg, manteniendo una hipótesis que vendría a conceder argumentos para los que apoyan la teoría de la conspiración.

En junio del 2010, un artículo de la revista Newsweek titulado «The DNA Of Abraham’s Children» mostró los resultados de un estudio sobre el origen genético judío. Según ellos, el estudio refuta la afirmación de Sand que los judíos europeos serían, parcialmente, descendientes de los jázaros, un grupo étnico de Asia central: el ADN ha hablado y la respuesta es: ¡No! Los análisis genéticos no solo implicarían que esa hipótesis es falsa, sino que el pueblo judío en sus distintas ramas se originó en el Oriente Medio. Otros genetistas afirman que no hay cómo descartar la teoría de Shlomó Sand.

Otro crítico del libro sobre la invención del pueblo judío de Sholomó Sand lo ha calificado como una versión reciclada de la «Decimotercera Tribu», otro libro con una tesis polémica sobre la génesis del pueblo judío publicado en 1976 por Arthur Koestler. La Decimotercera Tribu fue recibida fríamente por la crítica, y fue «rehecho por el Sr. Sand aunque su argumento central no ha ido mucho mejor», comentó Evan R. Goldstein. «No es suficiente con conocer la demografía judía del siglo XIII de Europa del Este para hacer creíbles en negritas resaltadas los argumentos que hace Sand». Simplemente sienten desprecio.

La reconocida historiadora Anita Shapira critica duramente a Shlomó Sand por «tomar una teoría que es, como mínimo, poco ortodoxa» en un área de estudio para luego estirarla «hacia los límites externos de lógica y más allá, y lo hace a lo largo de los 3000 años del relato que hace Sand de la historia». Shapira dice que el programa político de Sand no es otra cosa que un intento de «arrastrar la historia bajo el prisma de la actualidad, y con la ayuda de falsedades y medias verdades intenta adaptarla a las necesidades de una discusión política». ­¿Prestigioso Sand?

En una nota para The New Republic, el intelectual inglés Hillel Halkin, define las afirmaciones hechas por Sand como «exactamente lo contrario a la verdad», y continúa diciendo que: «La creencia judía, a través de los tiempos, nunca ha puesto en duda su pertenencia al pueblo de Israel, Am Israel, ni en los tiempos modernos teníamos a judíos no creyentes con fuertes identidades judías. Es precisamente esto lo que constituye tal identidad. Lejos de inventar al pueblo judío, el sionismo es una moderna re-conceptualización de lo mismo en lo que se basaba su larga existencia previa». Buena definición sobre Sand.