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1000 palabras que deberíamos saber sobre el problema del agua entre Israel y los palestinos

Israel suele ser acusada de “robarle” el agua a los palestinos, una acusación falsa y maliciosa. Para los demonizadores clásicos de Israel, lo que suponen es que Israel debería “asegurar que todas las cañerías de agua palestinas estuviesen siempre repletas”, porque creen que se trata de una deuda moral, humanitaria o simplemente porque no se han dignado a leer nada sobre lo acordado. Hay dos temas totalmente ciertos y claros: 1) Israel cumple los acuerdos de Oslo en temas de agua y los palestinos están violando dichos acuerdos, 2) La ineptitud y el abandono de la Autoridad Palestina para asegurar agua a sus ciudadanos es vergonzosa e irritante. El ordenamiento sobre la división de agua entre Israel y los palestinos se estableció en el Acuerdo Oslo B, de setiembre de 1995, en el artículo 40 de los protocolos sobre temas civiles (anexo 3), allí se establece que Israel usará el 80% del agua del acuífero de la montaña y los palestinos otro 20% (hay 8 millones de israelíes y máximo 2 millones de palestinos cisjordanos), los palestinos continuarían sacando 118 millones de metros cúbicos en el oeste desde lugares ya preparados y utilizarían nuevos pozos en el este de la montaña para conseguir otros 70-80 millones al año. Hoy, en vez de extraer 118 sacan 87 millones. ¿Por qué? Porque sus maquinas son viejas y su dedicación profesional amateur. Además, podían cavar en la montaña ESTE pero decidieron no hacerlo ya que fracasaron en sus primeros intentos. Según los Acuerdos de Oslo B, la Autoridad Palestina estableció la Autoridad del Agua Palestina (AAP) por lo que desde ese momento todos los asuntos relacionados con el agua quedaban en manos palestinas. En Oslo B, (1995) se estableció, también, que en temas de recursos naturales, Gaza sería una entidad separada y, fuera de una cantidad pequeña de agua que le vendería Israel (hoy 5 millones de metros cúbicos), la APP en Gaza debía ocuparse de administrar su agua usando el acuífero de la costa. Los gazatíes no iban a ayudarse con cañerias provenientes de Cisjordania sino que debían ser autónomos, porque técnicamente podían. Ahora veamos lo que hacen, o no hacen, los palestinos para carecer de agua: según el especialista Prof. Jaim Gvirtzman (Centro BESA), los palestinos se niegan a construir plantas de tratamiento de agua a pesar de estar obligados a hacerlo (Acuerdos de Oslo). Las aguas residuales fluyen fuera de las ciudades y pueblos palestinos directamente hacia los arroyos locales, contaminando así el ambiente y causando la propagación de enfermedades, también dentro de Israel. Además, los agricultores palestinos riegan sus campos inundándolos, en lugar de usar la tecnología de riego por goteo que reduce el consumo de agua en un 50%. Sumado, los palestinos roban agua israelí de las tuberías pertenecientes a Mekorot, la compañía nacional de agua de Israel. El agua robada es utilizada principalmente para la agricultura y no para uso doméstico. Si a esto, se le suma la existencia de pozos ilegales que excavan los palestinos donde no pueden, (los palestinos habían perforado unos 250 pozos de agua no autorizados en el acuífero occidental y del norte), recibimos una violación de los acuerdo de Oslo y una clara irresponsabilidad palestina. Además, hasta el 33% del agua en las ciudades palestinas se pierde “por fugas”. El mantenimiento de la infraestructura hidráulica urbana de los palestinos ha sido totalmente descuidada. En comparación, las fugas de las tuberías de aguas municipales israelíes equivalen a solamente el 10% del consumo de agua. Veamos otro pequeño y sucio secreto palestino: la mayoría de los residentes y negocios en Cisjordania y Gaza no le pagan a la Autoridad Palestina por el agua que utilizan, ya sea en sus casas o en sus campos. No existen contadores de agua en pozos de bombeo y no hay medidores de agua en la entrada de la mayoría de los hogares, por lo que es imposible medir la cantidad de dinero que adeudan los consumidores individuales. Veamos lo que sucede específicamente en Cisjordania. Hoy, los palestinos necesitan unos 200 millones de metros cúbicos de agua por año en Judea y Samaria. Los palestinos podrían aumentar fácilmente el agua a su disposición, al menos en un 50%, sin ningún tipo de ayuda adicional o asignación por parte del Estado de Israel, si comenzaran a perforar la Montaña Oriental del Acuífero, en 40 sitios ya aprobados para la perforación, estos asegurarían, muy rápidamente, un adicional de 50 millones de metros cúbicos de agua al año. Si los palestinos fuesen a reducir el desperdicio de agua de un 33% a un 20% en las zonas urbanas mediante el arreglo de las principales fugas en sus tuberías de agua (algo que se puede hacer sin gran esfuerzo), estos se beneficiarían inmediatamente con 10 millones de metros cúbicos de agua, adicionales, por año. Si los palestinos recogiesen y tratasen sus aguas residuales urbanas, obtendrían por lo menos 30 millones de metros cúbicos de agua al año. Hoy, Israel les vende a los palestinos 55 millones de metros cúbicos de agua a precios inferiores al costo de producción y menos aún de lo que pagan los israelíes (20% menos). Veamos lo que sucede en Gaza: Baruj Nagar de la Autoridad de Agua de Israel dijo que Israel provee a la Franja de Gaza con 5 millones de metros cúbicos de agua al año. El acuífero natural de Gaza es capaz de regenerar 85 millones de metros cúbicos al año. El consumo total de agua en la Franja sin embargo, se sitúa en 150 millones de metros cúbicos al año, lo que significa que existe un extremo sobreconsumo. Esto, junto a las aguas residuales que se filtran en el suelo y la falta de mantenimiento de las estructuras lleva a una grave contaminación y polución salina del acuífero de Gaza. A eso agregale la guerra provocada por el propio Hamás desde Gaza. Solamente una persona muy perturbada puede acusar a Israel por la dejadez palestina. El agua es otro arma para demonizar a Israel.