¿Es verdad que los Palestinos ponen en peligro la Mezquita de Al-Aqsa con sus excavaciones?

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    Durante años, los musulmanes han acusado afirmando que el objetivo de Israel era arrasar las mezquitas del Monte del Templo para, en su lugar, construir el Tercer Templo. A comienzos de la década del 2000, sin embargo, un peligro real fue provocado en las murallas sur y este, pudiendo provocar un derrumbe de dos murallas y daños en la Mezquita Al-Aqsa y eso, como resultado de las irresponsables acciones musulmanas. El peligro surgió directamente al construir una mezquita en los “Establos de Salomón”, ubicados en la esquina sureste del monte. ¡La parte sureste del Monte del Templo puede caerse! Clarísimo.

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    Los Establos de Salomón son un área que fue enterrada bajo miles de toneladas de tierra tras su construcción. La estructura actual fue erigida en los siglos séptimo y octavo durante la era Ayubíta o en el periodo Fatimí (siglo XI), en una zona donde, en los días del Segundo Templo (durante el tiempo de Herodes), existían bóvedas subterráneas que apoyaban la plazoleta del Monte del Templo. Cuando los cruzados conquistaron Jerusalén convirtieron el lugar en establos para los caballos y como pensaban que la cercana mezquita de Al-Aksa había sido el palacio del Rey Salomón llaman así al lugar.

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    Los “Establos de Salomón” son unos compartimentos que ocupan 80 metros de longitud y 60 metros de ancho. La estructura cuenta con doce filas de pilares unidos por arcos. En 1995-1996, el Movimiento Islámico Israelí comenzó a renovar los Establos de Salomón con el fin de convertirlos en una macro-mezquita. Ellos afirmaron que en el pasado los Establos de Salomón habían servido como sala de rezos en honor al califa Marwan, padre de Abed Al-Malik, el constructor de la Cúpula de la Roca. De ahí que se llamó Al-Masjid Al-Marwani (la Mezquita Marwani), pero la afirmación no tiene base histórica.

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    Las renovaciones de los Establos de Salomón se realizaron sin la aprobación oficial israelí y, en ocasiones, los materiales para su construcción fueron contrabandeados hacia el Monte del Templo dentro de la vestimenta de los feligreses. Después de la apertura de la puerta de salida del Túnel Hasmoneo, el Movimiento Islámico intensifico fuertemente sus actividades y convirtió la estructura, que puede dar cabida a diez mil personas, en una de las mezquitas más grandes en la historia de la Tierra de Israel. En resumen, sacaron toneladas de tierra en donde había restos arqueológicos, con máquinas pesadas, provocando un delito moral.

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    Las operaciones en los Establos de Salomón fueron realizadas sin supervisión arqueológica y con maquinarias pesadas. El esfuerzo incluyó la remoción del suelo con camiones llevados allí a medianoche, en una zona repleta de objetos arqueológicos. El suelo fue vertido en el valle del Cedrón, en el basurero Al-Azarías. En estos momentos, arqueólogos israelíes están trabajando para estudiar la tierra que sacaron irresponsablemente los musulmanes. Entre los hallazgos encontraron varias puntas de flecha del ejército de Nabucodonosor, quien demolió el Primer Templo; una inscripción de finales del período del Primer Templo en escritura hebrea antigua y monedas Hasmoneas y Herodianas.

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    Toda la tierra que sacaron, irresponsablemente, los musulmanes en los Establos de Salomón tiene gran importancia para el estudio de Jerusalén y su historia. Israel comenzó un Proyecto de Tamizado de esa tierra, el cual es supervisado por los arqueólogos Dr. Gabriel Barkai e Itzjak Zweig. Voluntarios llegan a revisar la tierra y se han revelado numerosos hallazgos, que datan de los días cananeos y jebuseos (el tercer y segundo milenio antes de nuestra era), el período del Primer Templo y los posteriores reyes de Judea (los siglos VIII y VII a.C.), el período del Segundo Templo, y épocas posteriores.

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    El fiscal general de Israel de entonces, Elyakim Rubinstein, calificó lo que hicieron los musulmanes en los Establos de Salomón como “una patada a la historia del pueblo judío”. El director general de la Autoridad de Antigüedades, Amir Drori, lo calificó como un “crimen arqueológico”, mientras que el arqueólogo de la autoridad para la región de Jerusalén, Jon Zeligman, concluyó que la obra había dañado en gran medida las investigaciones arqueológicas. Sin embargo, el gobierno israelí mostró moderación extrema. ¿Por qué? Para no provocar un fracaso en las conversaciones políticas que se estaban celebrando con los palestinos en esos momentos.

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    Los palestinos, por su parte, no sólo renovaron los tramos subterráneos de los Establos de Salomón, sino que también, por encima de estos, pavimentaron miles de metros de la plazoleta del Monte del Templo. Como los palestinos cubrieron la plazoleta con pavimento, el agua ya no se podía filtrar como hacía desde hacía cientos de años, inclinándose y vertiéndose en la parte sur del Monte del Templo. Esto provocó el primer problema: acumulación de enormes cantidades de agua que empujaban las piedras de la Muralla hacia afuera y que aún hoy podrían provocar un derrumbamiento y daños en la mezquita.

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    A principios del 2001, la Autoridad de Antigüedades encontró un considerable abultamiento en el Muro sur. Esa anomalía (como salientes) se extendía a lo largo del muro por más de 190 metros. La irregularidad más importante, al oeste de la esquina sudeste del Monte del Templo, llegaba a 70 centímetros. A lo largo de otros 60 metros el abultamiento alcanzaba 30 centímetros y tenía de 10-20 centímetros en tamaño. El problema había sido causado por la pavimentación del suelo superior del Monte del Templo, que había impedido el filtrado de agua, agua que ahora se acumulaba en el flanco sur.

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    Los israelíes entendieron que en el Muro sur se podía producir un derrumbamiento. Un intento inicial para entrar en el Monte del Templo, a fin de estudiar la situación interna del muro interno, fue impedido por las autoridades israelíes a causa de la oposición de los musulmanes. El Mufti del Monte del Templo y de Jerusalén, el Jeque Sabri, llegó al extremo de burlarse de la “santurronería de Israel en su preocupación por el fenómeno y sus riesgos, a tiempo de pretender estar más preocupado sobre Al-Aksa que los propios musulmanes”. Habían provocado el posible derrumbe y encima se burlaban.

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    Cuando los israelíes le dijeron a las autoridades musulmanas que la muralla sur se podía caer por sus irresponsabilidades, el Mufti de Jerusalén respondió que “los musulmanes han estado ocupados con este fenómeno durante cuatro años, en el contexto de las renovaciones sobre el Monte del Templo, pero la ocupación pretende obstaculizar estas actividades de renovación”. El Jeque Sabri rechazó la afirmación que el daño a la Muralla sur había sido causado por las reformas y construcciones en los Establos de Salomón. En su lugar, culpó a la “ocupación” y sus excavaciones por debajo y a lo largo del muro.

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    Hasta que los Establos de Salomón fueron limpiados y la plaza superior fue pavimentada, el agua de la lluvia goteaba hacia los antiguos arcos en los establos y desde allí hasta la piedra madre. Desde esos trabajos, la mayor parte del agua de lluvia fluyó hacia la periferia y una gran parte de esta se filtró hacia la parte del sur del muro y así comenzó a provocar el abultamiento. Como lo que había adentro era arcilloso, al secarse el agua, el material interno de la pared se contrajo, creando cavidades y fisuras entre las piedras y su núcleo interno.

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    Las autoridades del Waqf crearon muchos obstáculos para lidiar con el problema y fue necesario meter a Jordania y a otros países árabes para hacer que el Waqf reconociese la gravedad de la crisis. Al final, tras muchas presiones, el Waqf aceptó una propuesta por la cual un grupo de especialistas de Jordania trabajaría con ellos para lidiar con el problema. Israel, supuestamente, observó desde lejos pero, extraoficialmente, estuvo involucrado en el esfuerzo. Alrededor de 200 metros de piedra de la parte frontal de la pared fueron eliminados, el interior fue reforzado y las viejas piedras fueron sustituidas por nuevas.

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    En junio 2003, agentes de la policía detectaron signos que el Muro Oriental, cercanos a los Establos de Salomón, se inclinaba lateralmente de una manera peligrosa. Las inspecciones profesionales concluyeron que existía un peligro de colapso en esta parte del muro también. Estos también advirtieron que el techo de los Establos de Salomón, o partes de este, podría colapsar también. Si el muro de la parte oriental, que también atraviesa de norte a sur, colapsase, los trece pilares, que se apoyan en doce arcadas (compuestos por ochenta y ocho muelles) probablemente caerían como un castillo de naipes, uno tras otro.

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    Siempre se supo el problema de la inclinación de la parte del muro oriental. ¡Una reparación fue llevada a cabo en 1882! Sin embargo, el problema se agravó con los irresponsables trabajos musulmanes en los Establos de Salomón, en particular al verter losas de hormigón y el paso de maquinaria sobre el techo de los establos. En julio 2003 el ingeniero Ofer Cohen informó que la parte oriental de las caballerizas, que es su muro de contención y que apoya el pilar occidental, se desvió unos 40-50 centímetros hacia afuera. También identificó signos de agrietamiento y desmoronamiento dentro del interior.

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    El terremoto de febrero 2004, que derrumbó la rampa de acceso a la Puerta de los Magrebíes, aumentó aún más la inclinación del Muro Oriental en 2,5 centímetros. La presión sobre los arcos, que resulta por la mayor carga desde la plaza ubicada por encima, comenzó un proceso de caidas de piedras y yeso de los arcos. Cada mañana miembros del Waqf bajaban hacia los Establos de Salomón y barrían el material caído. A finales de marzo 2004, la policía sopesó prohibir la entrada de fieles musulmanas por miedo a un derrumbe. ¿Los israelíes deberían haber dejado que todo cayese?

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    Los musulmanes decían que todo era mentira y citaban los resultados de una inspección de un equipo de expertos egipcio-jordano, que encontró que no existía peligro de derrumbe en el lugar. Sin embargo, un informe elaborado por expertos del Technion de Haifa contradijo el informe de Egipto rotundamente, confirmando el peligro de un colapso inmediato. Poco después se supo que el informe egipcio fue presentado por profesionales de la construcción pero no en infraestructuras y esto explica la discrepancia. La administración del Waqf no aceptaba nada… rechazaban la información y reiteraba que no reconocía la soberanía israelí en el lugar.

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    Cuando los israelíes les decían a los musulmanes que el Muro oriental podía caerse, ellos se reían. El Movimiento Islámico calificó las advertencias de la policía israelí como “falsas y maliciosas” y un “complot israelí para implementar los planes que estos sueñan día y noche”. El presidente de la Lista Árabe Unida, miembro del Knesset Abed Al-Malik Dehamshe, declaró: “Las mezquitas no están en peligro de colapsar y si el gobierno israelí tiene la intención de evitar que se efectúen rezos en estas, lo hace para avanzar en sus objetivos de culto”. No hay nada peor que un fanático ignorante…

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    La policía israelí amenazó al Waqf que si no instalaban soportes estructurales para el Muro Oriental y evitaban rezar en los Establos de Salomón, el número de fieles a quienes se permitiría entrar al Monte del Templo sería restringido y los rezos en la parte superior y en partes de los Establos serían prohibidos. En noviembre 2004 el Waqf terminó los trabajos ante la amenaza israelí. Ayudados por Jordania, instalaron soportes entre la parte del Muro Oriental y nueve de los pilares en la primera fila de arcos y soportes adicionales entre esta fila de arcos y los arcos sucesivos.

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    Durante años los musulmanes acusaron a Israel de tramar y planificar hacer colapsar las mezquitas del Monte del Templo y mover las bases del complejo pero los propios musulmanes crearon un verdadero peligro de colapso en dos de los muros, a través de sus irresponsables trabajos en los Establos de Salomón. Sin embargo, en lugar de reconocer inmediatamente esto, obstaculizaron el trato del problema, negaron su responsabilidad y se mantuvieron firmes a punto de poner en peligro el complejo y a los feligreses musulmanes. Si las murallas se derrumbaban ya sabemos a quiénes iban a acusar los musulmanes… a Israel.

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    Hay que entender que todos los especialistas saben que los alrededores de la Mezquita de Al-Aqsa son inestables. La preocupación israelí sobre el trabajo no supervisado en el área de los Establos de Salomón (bajo las mezquitas) es concreta y entendible. La inestabilidad se puede constatar cuando terremotos considerables golpearon la Tierra de Israel y Jerusalén, como los del 1033, 1547 y en 1927. Estos sismos o destruyeron la Mezquita Al-Aksa o la dañaron severamente, mientras que el Domo de la Roca casi no sufrió daños. Las dos fueron construidas por los Omeyas… pero en lugares y cavidades muy diferentes.